jueves, 14 de marzo de 2013

Reflexiones en la nieve: La desgracia del Carpe diem

Son curiosas las reflexiones que una hace mientras camina bajo una nevada con ventisca incluida. Mientras intentaba que la nieve no se colase en mis ojos me puse a reflexionar sobre lo que concluí como una de las grandes desgracias para nuestra raza: el filósofo que inventó el "Carpe diem". Esas dos palabras que a la gente le encanta pronunciar porque suena "cool" podrían resumir perfectamente la causa de todos los males actuales: calentamiento global, la crisis de la economía capitalista...
La tierra siempre ha tenido y tendrá eras glaciares y eras de deshielo, eso es inevitable y por lo tanto no es algo que los humanos estemos provocando. Sin embargo sí creo que estamos acelerando el proceso. Pero como sabiamente dijo George Carlin refiriéndose al malgastado slogan "Salvemos el planeta", al planeta no le va a pasar nada, ¡nosotros estamos jod...s! (Perdón por la palabra, pero hay ocasiones en las que ese tipo de palabras son las más adecuadas debido a la fuerza que contienen).
La crisis es algo con lo que los españoles estamos aprendiendo a lidiar en los últimos años... una vez más. Todos tenemos claro a quién apuntar con el dedo. En parte, también nosotros hemos sido culpables por dejarnos llevar, manipular, desculturizar e idiotizar, pero está claro que en este momento a algunos les está saliendo muy rentable la crisis. A los de siempre, a los que se meten el dinero a la saca.

Total, no quiero hablar de la crisis, sino de la conclusión, como os contaba, de que las gracias se las podemos dar al ingenioso creador del "Carpe diem". Disfruta el momento y a los demás que les dén.
Por decenas, cientos de años a nadie le ha importado el calentamiento global porque los billetes en el bolsillo calentaban su cuerpo lo suficiente. No nos equivoquemos, todavía no les importa a la gran mayoría. Tampoco les importa a la industria alimentaria que comamos más sano o menos, lo que les importa son sus beneficios, como a cualquier hilo del otro lado del capitalismo en el que estamos nosotros. Yo soy multimillonario y vivo mi vida disfrutando (dudoso.... pero en fin) de mis millones, de mis tres mansiones impresionantes, de mis 10 coches de lujo... mientras la empresa gracias a la que disfruto de todo eso sigue contribuyendo a acelerar la desglaciación, a  aumentar la diferencia entre ricos y pobres, a generar pobreza... Los demás que se busquen la vida, y los que vengan después que lidien con sus propios problemas.

Carpe diem. Una bendición para el ego. La maldición de la humanidad.

Creo que tendré más cuidado de ahora en adelante al utilizar esta expresión.

2 comentarios:

  1. ¡Cuánta razón! Yo siempre digo que creo en el carpe diem, pero con límites. Está muy bien valorar lo que tenemos, disfrutar el momento y ser felices aquí y ahora, pero con cabeza.
    Ya no sólo pensando en cosas más grandes como la crisis o el cambio climático, sino en nuestra propia vida: una persona puede ser muy feliz yendo de fiesta todos los días, durmiendo hasta las 6 de la tarde y comiendo toda la basura que encuentra. ¿Cuánto le puede durar eso? Hay que ser responsables. Si todos hiciéramos sólo lo que nos apetece, bien nos iba a ir.
    Yo creo en el trabajo y en el esfuerzo, y no siempre es agradable, pero no se puede vivir en los mundos de Yupi y el resto del mundo que se fastidie.

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  2. Pues sí Kaoru, y el problema es que la gente piensa sólo en sí misma con lo del Carpe Diem, pero llega un momento de tu vida en el que aplicando esa filosofía puedes estar perjudicando a muchas otras personas. Si todas aplican esa filosofía, ¿qué se desencadenaría? Si no eres capaz de ver el límite en la responsabilidad de tu propia vida, al menos empieza por trazar el límite en la vida de los demás.

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